Tengo que reconocer que siento especial debilidad por las historias de misterio. Dame un detonante sugerente y un desarrollo más o menos razonable y te compraré los capítulos que hagan falta. Incluso soy capaz de perdonar baches de calidad que en otros géneros me resultarían inaceptables. Yo soy de esos que devoró “Perdidos” hasta el final y que sigue viendo las películas de Shyamalan a pesar de decepciones tan pronunciadas como la de “Múltiple”.
Ayer vi el primer capítulo de “Sé quién eres” y tengo que decir que cumple los requisitos. El detonante es cautivador: un hombre aparece herido en medio de una carretera comarcal. No recuerda nada pero es el principal sospechoso de la desaparición de su sobrina. Además, según avanza el capítulo 1, la serie promete varias historias que estoy deseando que me cuenten. A saber:
- Una investigación judicial plagada de sorpresas y puntos de giro.
- Un drama familiar/sentimental con personajes que esconden oscuros secretos.
- Un thriller político de sexo, dinero y corrupción con la Universidad como trasfondo.
Lo curioso es que, a pesar de que el capítulo 1 promete todo eso (o al menos eso es lo que yo creo que promete), en realidad apenas se empiezan a vislumbrar las primeras pinceladas. Se apunta el misterio y las relaciones entre personajes pero apenas quema cartuchos. Es lo que tienen los misterios cautivadores. Necesitan un gancho original para arrancar pero después te conceden tiempo… tiempo en el que no tienes que hacer malabarismos a tres manos para que el espectador se quede, tiempo libre para construir personajes, tiempo para desarrollar arcos de temporada… tiempo… el bien más preciado en televisión.
Para mí es suficiente. Ya está. Soy fan. Quizás me decepcione según avanza la temporada pero dudo mucho que la vaya a dejar a medias. Pau Freixas, Ivan Mercadé, Silvia González Laá, Pol Cortecans: felicidades, misión cumplida.
Como única pega quizás apuntaría que ninguno de los personajes de “Sé quién eres” es especialmente atractivo ni original. Al menos en el capítulo 1. Pero como digo: ahora “Sé quién eres” tiene tiempo para construirlos. Al menos el mío se lo ha ganado.