Juan Ramón Ruíz de Somavía ha escrito en ficciones como «Atrapada», «Ella es tu padre», «El hombre de tu vida», «La Gira», «BuenAgente», «Aída» o «7 Vidas». En cine, ha firmado largometrajes como «Ozzy», «Neckan» y «Muertos de Amor». Hoy nos habla de sus hábitos cuando se sienta a escribir.
Mi horario favorito para escribir es…
Adaptado a cada proyecto y a con quién lo escribo. Por inercia, para pensar y escribir mis cosas, soy nocturno, pero en la realidad, y más en la que respecta a la escritura de una serie de TV, los horarios son más próximos a los de todo prójimo de cualquier sector.
Mi lugar preferido para escribir es…
De nuevo, depende. No cuento con el lujo de un despacho en casa o de una sala de reuniones para acoger a un equipo. Pongo el portátil en la misma mesa donde he puesto la taza del desayuno y donde luego pondré el plato de comida. Y enfrente, a medio metro, o está el plato de mi pareja, o su portátil, ya que también es guionista. Durante la pandemia, ajo y agua. Cuando esto acabe, volveré a cafeterías o despachos prestados, salas de la productora de turno…
Mi herramienta de trabajo para escaletar es…
Tarjetas. Pizarra si hay opción, una mezcla de las dos es lo ideal.
Mi programa de escritura favorito…
Depende del proyecto, yo por defecto tiro con Word. Cuestión de costumbre… Pero entiendo que hoy en día, Final Draft está muy extendido. No mato por ninguno.
Releo todo lo escrito en días anteriores…
Intento empezar releyendo y corrigiendo lo del día anterior si es que estoy escribiendo en orden, que no siempre es así. Pero hay que hacer un esfuerzo por superar el escalofrío y no quedarse en esa espiral, si no, no avanzas. Conviene limitar ese tiempo de corrección.
Mi secreto para concentrarme es…
Agotar el rato de procrastinación previo.
¿Escaletar o dialogar?
No tengo preferencia, quizá sea más difícil escaletar, y por eso hay tanta gente que lo odia o que se intenta ahorrarse el proceso. A mí me parece la madre del cordero, la escaleta. No solo se trata de dar con la estructura, en el proceso de una buena escaleta, que es duro, aparecen siempre elementos claves de contenido. Creo que hay que tratar de acabar con el concepto tan extendido de que escaletar es poner en orden las escenas.
¿Comedia o drama?
Me gusta todo. El proceso es el mismo. La comedia te exige realizar el mismo proceso que el drama y con la misma exigencia, pero es el doble de difícil, porque a eso además le tienes que pasar un nuevo filtro, la óptica de la comedia, que multiplica la complicación. He estado tanto tiempo vinculado a la comedia que no me importa. Lo realmente duro con la comedia es encontrar un interlocutor válido. La comedia requiere lectores capaces y valientes. Es un género en cuyo proceso se genera un pánico contagioso y grave. Todo el mundo le tiene miedo, y puede que hagan bien.
Lo que más odio escribir es…
Odiar no odio nada, creo que uno tiende a temer más el momento de ponerse con ese tipo de escenas que contienen más verdad, más intimidad. Esas que ponen a prueba tu pudor, que desnuda un poco a tus personajes y los expone. Donde surgen los abismos del sermón, la cursilería, el sentimentalismo… Pero con el tiempo te das cuenta de que esas son las escenas por las que uno debe apostar, las que debería uno afrontar con más ganas.
Siempre he soñado con escribir…
Con seguir escribiendo. Con gente sensata y para gente sensata, a poder ser. Parece algo sencillo y, sin embargo, no es tan frecuente.